Tus enormes alas me protegían y creo que aun lo hacen, tu voz…La más dulce…
Que bella eres Mamá, gracias por dejarme viajar contigo.
Sé que cuestione mi fe, pero ya he aprendido la lección, en el fondo se que Dios me permitirá verte de nuevo algún día.
“Ni antes, ni después, hijo, el tiempo de Dios es perfecto… Y recuerda “La rama del árbol no se mueve sin la voluntad de Dios”
Te extrañamos y te amamos por siempre…
María Pérez de Clemente. 05/09/34 - 10/11/2006
No hay comentarios:
Publicar un comentario